COMISARIA DE VITORIA
 EL SER O NO SER FACILITADOR

05/10/2012

En la Comisaría de Vitoria habita una nueva familia compuesta por dos especies: los "facilitadores" y los "no facilitadores"

Es incomprensible como se puede llegar a ciertos extremos por parte de algunos mandos, esta vez es la Jefe de Operaciones del Grupo 1 de la Comisaría de Vitoria-Gasteiz.

Desde que llego al grupo 1 de Vitoria ha ido dejando su impronta, ya vino rodeada de un halo de comentarios sobre ciertas prebendas concedidas desde la “planta noble” como fue la de traer con ella, a su nuevo grupo, a todos aquellos que se desplazaban en el mismo vehiculo que ella. También uno de los jefes de patrulla entra a una hora u otra dependiendo de cómo entren los compañeros que vienen en su coche.

Como no puede ser de otra manera, nadie puso ninguna pega ya que cualquiera entiende que los desplazamientos deben ser lo menos lesivos para los agentes. Pero cuando esto únicamente se aplica en beneficio propio y se niega a otros agentes en su misma situación, la cosa cambia.

Y es que llevamos una larga temporada aguantando por parte de esta jefa de operaciones actitudes de amiguismo desmedido (por los resultados) hacia una serie de agentes, o como ella lo llego a denominar, “en el grupo hay agentes facilitadores y no facilitadores.” (A saber qué le facilitarán)

A las peticiones puntuales de algunos agentes, para cambiar un día entrar a una u otra hora por problemas personales, el jefe de patrullas aludido le responde que "o cambia con otro agente, o no puede ser”. El no cambia con otro jefe de patrullas.

Llega a darse el darse de que un agente tiene que venir en solitario a trabajar todos los días porque la JO no ha querido facilitarle el cambio de hora de entrada para poder venir con los compañeros de su zona de residencia. Eso si, ella viene siempre acompañada pasando a ciertos agentes de una hora a otra con independencia de que el servicio cojee o no, ese rasero solo es para ella, para algo es la jefa.

Para los demás el de palo y tentetieso. Vamos, la ley del embudo.

 

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