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Desarrollo y Grados del Acoso Moral
María empezó a estar cada vez más irritable. No solo en su trabajo, también con su marido Antonio y con sus hijos. Sus relaciones en casa se resintieron. En el trabajo comenzó su ronda de quejas. Habló con los representantes sindicales, se presentó al gerente, escribió una carta a la central... nada le sirvió. Sus acusaciones eran vagas, Pedro se quejaba de que no llevaba a cabo sus tareas. Recibió desplantes, silencios... buenas palabras en el mejor de los casos. Repitió sus quejas, dejaron de recibirla. La sancionaron. Pedro controlaba sus horarios, le exigía justificantes, le controlaba pausas y conversaciones.
Incidentes críticos
En un primer momento, hablaremos de la existencia de un "incidente crítico" o acontecimientos precipitante de una situación de acoso moral. Debemos distinguir tales incidentes, de lo que no son más que meros conflictos que surgen en todo aquel entorno en el que interactúan personas. El problema surge cuando tales conflictos no son resueltos sino que se cronifican, lo cual daría lugar al desarrollo de una situación de acoso moral.
Acoso y estigmatización
Intervención de las autoridades de personal
En este momento, la dirección comienza a ser consciente de la gravedad de la situación lo que va a requerir que ponga en marcha toda una serie de medidas de intervención. Estas pueden ir dirigidas a la resolución del conflicto o por el contrario, pueden ir dirigidas a la negación y ocultamiento del problema incrementando la gravedad de la situación y el malestar en la víctima.
Exclusión
Debido a que la situación persiste, la víctima suele ser etiquetada como trabajador "difícil" o enfermo mental, lo cual terminará por desembocar en la expulsión o abandono por sí mismo de su puesto de trabajo. Es frecuente que el trabajador se vea obligado a pedir la baja laboral ante la incapacidad de continuar realizando sus tareas, bajas que en ocasiones se van encadenando unas a otras dando lugar a un estado de incapacidad permanente, abandono o despido.
GRADOS
El grado es determinado por la intensidad, duración y frecuencia con que aparecen las diferentes conductas de acoso. Sáez et al. (2001) distinguen tres grados:
Primer grado
Hasta ese momento, las relaciones personales de la víctima no suelen verse afectadas.
Segundo grado
En una situación de acoso de segundo grado resulta difícil que el individuo pueda eludir los ataques y humillaciones de las que es objeto. En consecuencia, el mantenimiento o reincorporación a su puesto de trabajo es más costosa.
Sáez et al. (2001) señalan algunos de los síntomas que pueden llegar a manifestar aquellos que han sido expuestos de manera prolongada y sistemática a tales ataques:
· Alta presión sanguínea · Insomnio · Problemas gastrointestinales · Dificultad de atención y concentración · Aumento o pérdida excesiva de peso · Síntomas depresivos · Abuso de sustancias · Conductas de evitación de toda situación relacionada con el conflicto · Aparición de fobias
En esta fase, los familiares y amigos tienden a restar importancia a lo que está aconteciendo.
Tercer grado
Sáez et al. (2001) apuntan algunos de los síntomas indicadores de una situación de acoso de tercer grado:
· Depresión severa · Ataques de pánico · Accidentes · Conductas agresivas · Intentos de suicidio La familia y amigos son conscientes de la gravedad del asunto.
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